07 Feb Lladró abre en Nueva York un espacio donde las piezas se pueden tocar, oler y escuchar
La compañía valenciana apuesta de nuevo por la Gran Manzana por ser una referencia mundial en arte, explica su directora ejecutiva
La compañía española Lladró, inmersa en un proceso de reposicionamiento dentro del mundo del diseño, ha abierto este miércoles en Nueva York su primer local con un nuevo concepto donde invitan al cliente a “interactuar” con las piezas expuestas. La directora ejecutiva de la compañía valenciana de porcelanas —que cumple este año su setenta aniversario—, Ana Rodríguez, destacó en la inauguración que han apostado por Nueva York por ser la referencia mundial en arte, diseño y moda, y porque Estados Unidos es un mercado muy importante para la marca.
La ejecutiva añadió que no se trata tanto de una tienda al uso —aunque pueden comprarse casi todas las piezas expuestas— como de un lugar de exposición y “un viaje por los sentidos” (hay piezas que se pueden tocar, oler y hasta escuchar) que buscan “una conexión emocional con los clientes”.
Destacó igualmente que las piezas son siempre de porcelana y hechas a mano por artesanos en la única planta que la compañía tiene en Valencia, lo que convierte a sus productos en piezas únicas “que tienen una historia detrás”.
Rodríguez apuntó que la estrategia de la compañía “quiere ser percibida como más moderna” al reconocer que se habían quedado “anticuados” en sus diseños, por lo que desde hace seis años han incorporado a diseñadores —el español Jaime Hayón o el holandés Marcel Wanders— que están creando piezas especiales para Lladró.
La compañía ya ha exhibido en ferias especializadas de diseño sus nuevas creaciones donde la iluminación juega un papel importante, y las ha presentado en Pekín, Venecia o Berlín, pero el local de Nueva York es el primero permanente en una estrategia de expansión cuyo objetivo primero es el mercado asiático, con la próxima apertura en Tokio y Shangai.
Lladró tuvo durante unos años un local en la Avenida Madison, epicentro de la moda más clásica en Nueva York, pero lo cerró durante la pandemia, para reabrir ahora en un barrio emergente como es Chelsea (al suroeste de Manhattan) que se espera atraiga al mundo de la moda y la creatividad, pero Rodríguez reconoció que de momento “es un riesgo”.
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