25 Oct El sueño de Carmencita
La familia que desde Novelda lidera el negocio español de las especias.
Novelda, Alicante, es la capital española de las especias. A dos años de cumplir su centenario, los tres primos que gobiernan la empresa fundada por Jesús Navarro y Carmen Valero en 1923, se han marcado dar otro salto: ser líderes del sabor español en el mundo.
“Ya ha entrado el perejil.” Son las doce del mediodía y Ana Ferrer, del departamento de compras, acaba de informar a sus compañeros. ¿Qué ocurre? Tres días después de haber salido de Hungría, un camión con 7.500 kilos de perejil repartidos en sacos de 10 y 15 kilos, ha llegado a la fábrica que Carmencita (Jesús Navarro S.A.) aún conserva en el centro de Novelda. Al cabo del año, inundan de olor y color esta población alicantina cuatro millones y medio de kilos de especias procedentes de medio mundo.
Desde azafrán de Irán, pimienta de Vietnam, cúrcuma de India, canela de Sri Lanka hasta orégano de Bolivia. La ruta de las especias tiene su capital en España, en una ciudad de 25.741 habitantes que en 2012 llegó a padecer una tasa de paro del 31% por culpa de la crisis de la construcción que afectó a su, otra, gran industria el mármol.
Hoy, Novelda ya no es tan conocida por el mármol como por la imagen de un rostro: una niña con sombrero cordobés que está presente en la gran mayoría de los hogares gracias a los envases de especias de Carmencita, una de las empresas familiares históricas del Levante español.
Allí reciben, procesan y envasan casi un millón y medio de recipientes al día, que se unen a otros productos que también venden como el bicarbo- nato, procedente de Torrelavega; el edulcorante; el mano de santo contra la resaca que pronto saldrá en formato bebida y, su última aventura empresarial: ayudas culinarias para cocinar en casa platos como la paella.
¿QUIÉN FUE CARMENCITA?
Fue una de las tres hijas, también tuvieron un hijo, de Jesús Navarro Jover y Carmen Valero, matrimonio fundador de la empresa en 1923. Gente humilde, que aprendió a leer y escribir a los 20 años, pero que tenían nunca mejor dicho, un olfato especial para los negocios.
Empezaron a traer azafrán de La Mancha, una de las especias más exquisitas, para tratarlo y venderlo posteriormente en otros destinos.
Uno de ellos: Venezuela.
Casi 100 años después, el también llamado oro rojo sigue ocupando un lugar de privilegio acorazado en la sede de Carmencita. Guardado bajo extremas medidas de seguridad, el kilo de azafrán manchego se paga a 3.000 euros, mientras que el iraní a 500.
LA SAGA FAMILIAR.
“Somos unos románticos, vendemos tarritos de nostalgia que recuerdan a los guisos de la madre y la abuela”. Palabras del presidente, Jesús Navarro Navarro, el mayor de los tres primos, tercera generación de la empresa. Nacido en 1956, físico de profesión. Es el hijo de Carmencita Navarro y de Luis Navarro Cantó. Lleva los números de la empre- sa al detalle. Es el más prudente.
“El éxito de Carmencita es gracias al amor de los tres primos. No hay un líder. Somos tres. Muy complementarios.
Es nuestro éxito.” Habla Jesús Navarro Alberola, nacido en 1959, director de márketing y fábrica. Energía y pasión en estado puro.
Le pilló la guerra del Golfo en 1991 vendiendo en Kuwait, recuerda enseñando fotos con pozos de petróleo des- trozados por los esta- dounidendes. Desde pequeño ya llevaba facturemos 300 millones”. Quien realiza esta afirmación es Paco Escolano Navarro, nacido en 1960. En su cabeza tiene el mapamundi hacia dónde debe dirigirse el crecimiento exterior de Carmencita.
Antes de los tres primos, hubo los tres cuñados (Jaime Navarro Valero, Luis Navarro Cantó y Francisco Escolano). Eran sus padres, segunda gene- ración. Estos tomaron una decisión crítica en la Navidad de 1989.
Decidieron vender el 50% de la empresa al grupo Ebro, entonces controlado por KIO (Ku- wait Investment Office). Jesús Navarro Valero había conocido a Javier de la Rosa, hombre de KIO en España, y llegaron a un acuerdo. “Nos vimos rodeados de ejecutivos, consejos, presupuestos y reuniones.
La empresa se profesionalizó. El contable pasó a ser director financiero y el jefe de fábrica, director de operaciones”, cuenta Navarro Alberola. La relación duró 13 años más y superó el hundimiento de KIO en España. A pesar de que durante este periodo la facturación pasó de siete a 33 millones, el acuerdo había llegado al final. Explican los primos, mensaje coral: “Queríamos recuperar la empresa y lo logramos. Nos plantamos en la sede de Ebro, en la calle Villanueva 4 de Madrid, y así lo planteamos a su presidente.
LA MATRIARCA
A sus 87 años, Conchita Navarro Valero, madre de Paco Escolano, es la matriarca y única superviviente de la segunda generación. Sigue cocinando todos los días para hijos, nietos y vecinos. A veces se unen hasta 18 personas. Seguía los pasos de su madre: unir a la familia y a la comunidad. Los tres primos han prometido que no lleva- rán a la señora Conchita a la fábrica nueva hasta que esté completamente acabada.
Ella es la única superviviente de la época en que se trabajaba el azafrán manchego en el porche de su casa, donde empezó la particular ruta de las especias de Carmencita.
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