MANUAL DE CONVIVENCIA ENTRE HUMANOS Y MÁQUINAS

MANUAL DE CONVIVENCIA ENTRE HUMANOS Y MÁQUINAS

21/02/.2022 «El debate ya no está en si queremos que la tecnología esté en todos los ámbitos de nuestra vida, porque esa batalla ya la hemos perdido»

Pilar Caro, directora de Conexus, reflexiona con este artículo sobre el debate abierto de cómo relacionarnos con la tecnología y la Inteligencia Artificial que ya es una realidad:

“Hace poco me regalaron el libro ‘Inteligencia Artificial, naturalmente. Un manual de supervivencia entre humanos y máquinas cuyo fin es que la tecnología nos beneficie a todos’ de nuestra alicantina y experta mundial en el campo de la Inteligencia Artificial, Nuria Oliver.

Tenemos suerte de tener una española tan influyente que apuesta por el desarrollo de una Inteligencia Artificial con una firme aplicación social y con la persona, en sentido individual y colectivo, en el centro.

Sin embargo, también es importante conocer su preocupación porque el impacto de la tecnología que está surgiendo no siempre es positivo. De hecho, se pregunta si no estamos ante una crisis social de base tecnológica.

Es una guía realmente interesante que abre numerosas reflexiones para nosotros los ciudadanos de a pie, los que estamos pegados todo el día a nuestro móvil por necesidad y/o placer, que deberíamos tener en cuenta a la hora de relacionarnos con la tecnología y la Inteligencia Artificial.

El debate ya no está en si queremos que la tecnología esté en todos los ámbitos de nuestra vida, porque esa batalla ya la hemos perdido cuando hasta los mendigos suecos llevan su propio datafono. El reto ahora es si somos conscientes de cómo las usamos y para qué, o si estamos dispuestos a dejar que dirijan nuestras vidas por desconocimiento, comodidad, pereza o dejadez.

Yo soy la primera a la que se me hace un mundo la enorme ingesta de información que debería procesar, entender y reflexionar para surfear sin ahogarme entre las novedades diarias que nos ofrece la tecnología, las redes sociales o la inteligencia artificial.

Ya no me sorprende cuando después de ‘subir’ varias fotos de mi perro en la cuenta de Instagram, la aplicación me sugiere multitud de productos para comprar que tienen que ver con el mundo canino. Ya no me sorprende que después de escribir un correo a una amiga contándole que me encantaría irme unos días al Valle Sagrado, me aparezcan todos los días ofertas excepcionales de viajes a Perú.

Y esa falta de sorpresa es una de las cosas que más me preocupa porque estoy aceptando y dando normalidad a situaciones sin ni siquiera habérmelas cuestionado: ¿quiero yo que me ofrezcan juguetes para perros? ¿cuándo acepté las condiciones de uso de la aplicación era yo consciente de todo lo que implicaba? ¿me compensa participar de una red social o una aplicación, a cambio de dejar que me instalen a una señora del visillo en mi teléfono que monitorice todo lo que hago? ¿qué hacemos con este tsunami de datos, de algoritmos y de cookies que nos hacen trajes a medida para nuestro bien? ¿pero es para nuestro bien o para el bien de las marcas que quieren vendernos sus productos o de los colectivos que quieren convencernos de sus ideas? Dicen que conocer que algo es peligroso o conocer sus posibles consecuencias de antemano, da menos miedo. Ese es el primer paso para abrirnos a convivir con la inteligencia artificial con conciencia y estar dispuestos a reflexionar sobre los retos que nos va a ir planteando de poco en poco, con menos temor.

Nuria Oliver apunta a la urgencia de actualizar nuestro sistema educativo estimulando la creatividad, la innovación y las herramientas emocionales y sociales de los jóvenes para conseguir que las nuevas generaciones sean eruditos digitales y no sólo usuarios de la tecnología. Es decir, conseguir que participen en el diseño del mundo enseñándoles a desarrollar un sentido crítico de su uso.

No es la única voz en esta dirección, el exitoso emprendedor valenciano Iñaki Berenguer recomendó también la inclusión de habilidades de programación e inteligencia artificial en etapas educativas tempranas, durante una jornada que organizamos desde la Fundación Conexus para debatir los retos y dilemas que presenta la economía digital con la presentación del libro de Andrés Pedreño ‘Europa frente a EE.UU. y China. Prevenir el declive en la era de la Inteligencia Artificial’.

La buena noticia es que la Inteligencia Artificial nos está trayendo numerosos beneficios en ámbitos como la medicina y la salud. Un claro ejemplo es el gran trabajo que está haciendo una empresa valenciana de IA llamada Quibim, con Ángel Alberich al frente, que gracias a su postprocesamiento de imágenes médicas y la extracción de biomarcadores de imagen -algo que podemos asemejar a una biopsia virtual-, permite a los hospitales y a las empresas farmacéuticas diagnosticar enfermedades de forma temprana y sistemática, detectando patrones en las imágenes que son inapreciables al ojo humano. Además de una mejor eficacia diagnóstica, permite disminuir los costes sanitarios en el cuidado del paciente y abaratar el desarrollo de medicamentos.

Aún tenemos tiempo de hacer nuestros deberes para conseguir que sean nuestros límites y valores los que guíen su desarrollo porque la Inteligencia Artificial tiene numerosas tareas pendientes. Aún le falta conocimiento semántico para procesar e interpretar nuestro lenguaje natural y aún no sabe cómo modelar matemáticamente la incertidumbre con la que convivimos los seres humanos. Además, la gran mayoría de los modelos computacionales de aprendizaje estadístico aprenden y detectan correlaciones entre variables y factores, pero aún no relaciones de causalidad. Esto hace que la Inteligencia Artificial que conocemos hoy en día, lleve el apellido de ‘estrecha’, como antesala a la Inteligencia Artificial ‘general’, que si tendrá en cuenta aspectos más humanos y con una mayor tolerancia a la incertidumbre.

Acabo con la frase de Stephen Hawking: «la inteligencia artificial puede ser lo mejor o lo peor que nos ha sucedido a la humanidad». Está en nuestra mano definir nuestra estrategia y propósito como sociedad.

La buena noticia es que la IA nos está trayendo numerosos beneficios en ámbitos como la medicina y la salud.”

Conexus recomienda esta noticia de opinión de Las Provincias.



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