20 Mar Los valencianos llenan de música los balcones
Miles de músicos interpretan ‘Paquito el Chocolatero’ y ‘Amparito Roca’ en una iniciativa de la Federación de Sociedades Musicales (FSMCV) en el día de Sant Josep.
Ayer los músicos valencianos volvieron a dar una lección de unión, fuerza y solidaridad, en uno de los momentos más difíciles para una sociedad que se encuentra en sus casas. A las 12 de la mañana, miles de valencianos salieron a sus balcones para llenar de música el día de Sant Josep, tan especial para muchos. La suspensión de las Fallas supuso también la cancelación de cientos de pasacalles que ponen banda sonora cada año a la fiesta a lo largo de toda la Comunitat. Sin embargo, los músicos quisieron ofrecerle a la sociedad valenciana una pequeña muestra de todo lo que aportan día a día a la cultura valenciana.
La iniciativa fue impulsada por la Federación de Sociedades Musicales de la Comunitat Valenciana (FSMCV) y con la colaboración de influencers como Eugeni Alemany o Raúl Antón, que convocaron a todos los músicos valencianos para interpretar dos de los pasodobles más reconocidos de nuestra música, bajo la dirección de Pere Vicalet, quien dio la entrada a través de las redes sociales de la FSMCV. Durante más de cinco minutos, todos los rincones de la Comunitat se impregnaron de la música de ‘Paquito el Chocolatero’ y de ‘Amparito Roca’.
En las tres capitales de provincia, sus áreas metropolitanas y los 542 pueblos que conforman sus 34 comarcas se pudo escuchar a algún músico interpretar parte del repertorio musical valenciano.
Si podemos considerar un municipio como referente de la música valenciana ese es Llíria. La localidad del Camp de Túria, con casi 23.000 habitantes, el municipio español con el mayor porcentaje de ciudadanos con estudios musicales y aficionados a la música que forman parte de sus dos sociedades musicales: la Banda Primitiva y la Unió. Además, recientemente fue elegida por la Unesco como Ciudad Creativa de la Música.
En Llíria ayer también salieron cientos de músicos para mostrar su apoyo y solidaridad. “Hemos demostrado la implicación de los músicos en combatir esto que estamos sufriendo”, manifestó el presidente de la Primitiva de Llíria, José Luis Pérez.
Muchos de los 400 músicos federados por esta sociedad salieron ayer a sus balcones y “vivieron intensamente el acto”, señaló el propio presidente. “En casi todas las casas hay algún músico y con esto pretendemos ayudar a llevar mejor esta situación”, confirmó el propio José Luis Pérez, quien espera “retomar pronto la actividad en las calles”, aunque añade que “lo principal es preservar la salud”.
Los representantes de la Unió de Llíria por su parte, destacaron el éxito del evento en la localidad, afirmando que “estamos muy contentos porque la música ha ganado mucho protagonismo y nos hemos dado cuenta que da vida”.
El presidente de la sociedad por su parte, Josep Vicent Pedrola, recordó que “la música es comunicación y muy importante en esto momentos” y adelantó que la entidad tiene otros planes preparados para sorprender próximamente a los vecinos de la localidad.
Los músicos de ambas entidades se volcaron con la iniciativa y tocaron más piezas de las que inicialmente estaban programadas. Por último, pese a la rivalidad de ambas asociaciones, aunque “buena”, se dejó de un lado para atender el bien común: “esto estaba por encima y todos han apostado por ello”, destacaron.
La música no tiene fronteras, no entiende de colores, banderas, ni políticas, y ayer los valencianos pudieron constatar que tampoco de distancia. Así lo demuestran algunos músicos como Noelia Graciá, de la Unió Musical de Santa Cecilia de Onda y actualmente viviendo en Oviedo, que abrió su ventana e interpretó los pasodobles valencianos con su bombardino. Un caso similar vivieron Juan Sempere y Silverio Duato, dos valencianos que comparten barrio en Palma de Mallorca y que ayer no dudaron en sacar su clarinete y su oboe a los balcones para entonces los pasables.
Fuera de nuestras fronteras también se pudo escuchar música gracias a valencianas como Elena Biosca, que improvisó un traje con el escudo artesanal de la Banda Primitiva de Rafelbunyol, y junto con su novio austriaco entonó con su clarinete el famoso pasodoble en Viena; o Sergio Camarasa, quien tuvo que subirse a una mesa con su vello para presentarle a Varsovia los pasables de su tierra.
Por último, aunque con un poco de desfase horario, Lourdes Chuliá, oboe de la Lírica de Silla y la Unió Musical de Torrent, salió a su balcón en Michigan para participar en el evento, asegurando que “la música puede ser un medio para dar alegría”.
Todos ellos quisieron evidenciar su vinculación con la Comunitat Valenciana y, a la vez, ayudaron a traspasar la filosofía del evento a otras ciudades.
La Fundación de empresarios valencianos en Madrid, Conexus, recomienda esta noticia de Levante-EMV.