La valenciana Ana Lluch, la mejor oncóloga de España

La valenciana Ana Lluch, la mejor oncóloga de España

Considerada así por los expertos, la doctora Lluch ha atendido a más de 10.000 pacientes de cáncer de mama en sus de 40 años de carrera. Y, a sus 71 años, ha conseguido un permiso especial para poder seguir ejerciendo. “Mientras vea que pueda ayudar, aquí seguiré”, afirma.

En un estudio independiente realizado entre más de 2.400 expertos, la doctora Ana Lluch fue elegida la mejor oncóloga española. También figura entre los 100 mejores médicos de España de la lista Forbes. Ella se ríe cuando se le comenta. “Lo único que siempre he querido es ayudar, pero te aseguro que me ayudan más a mí las pacientes, que yo a ellas”, dice al otro lado del teléfono, con su voz dulce y llena de energía. Lluch evita la distancia y, en esa cercanía, pide que se la tutee aunque la admiración lleve al tratamiento de usted. Se trata de una oncóloga e investigadora reconocida por toda la profesión. En su carrera, Lluch no ha dejado de romper techos de cristal, entre ellos, convertirse en la primera catedrática de Medicina especialista en cáncer de mama en la Universitat de València y jefa del Servicio de Hematología y Oncología del Hospital Clínico Universitario de Valencia.​ Además es co-coordinadora del Grupo de Investigación de Biología en Cáncer de Mama del Instituto de Investigación Sanitaria INCLIVA y es miembro del Comité Científico de GEICAM.

El currículum de Ana Lluch es impresionante, con importantes becas de investigación, premios extraordinarios, ha publicado más de 10 libros y 300 trabajos científicos y ha impartido conferencias por todo el mundo… Pero todos esos reconocimientos no pueden competir -nunca podrían-, con el cariño que le tienen las más de 10.000 pacientes a las que ha atendido en 40 años de profesión, siempre en la sanidad pública. En realidad, a sus 71 años Ana Lluch debería estar ya jubilada pero la Conselleria de Sanidad valenciana le concedió un permiso especial para poder seguir ejerciendo. Como dijo mi oncóloga en el Hospital Montecelo de Pontevedra, cuando le dije que la iba a entrevistar, “ella es el faro que nos guía a todos”. Además de su extraordinario conocimiento, lo que hace única a Ana Lluch es haber entendido que la clave es la empatía y la comunicación con los pacientes. Ella señala que la medicina “es una profesión que no debe ejercerse sin una verdadera vocación de servicio para con los paciente”. Eso la ha convertido es una profesional que aúna el conocimiento, como médica e investigadora, con una humanidad excepcional. Pero reconoce que la comunicación es una asignatura que tienen aun pendiente los oncólogos. “Todos los médicos, pero los oncólogos más y los que nos dedicamos a cáncer de mama, más todavía. Hay que entender que es fundamental porque el oncólogo es el referente para un paciente, eso no se nos debe olvidar nunca”, recuerda.

Pese a su jubilación forzosa, la Conselleria de Sanidad le ha dado un permiso especial para poder seguir atendiendo a pacientes de forma altruista. ¿Por qué es tan importante para usted seguir en contacto con sus pacientes?

Porque de ellas he aprendido tanto y me dan tanta energía y tanta vida, que de un día para otro dejar de poder ayudarlas no lo podía aguantar. En cuanto pude optar a esta forma altruista de seguir trabajando me daba una libertad total. estoy feliz viendo a mis pacientes, a las que ya veía con anterioridad y ayudando a las que vienen. Intentar ayudarles en esa hoja de ruta desde ese diagnostico que les da tanto horror y tanto miedo, poder estar a su lado en esa fase en vez de una ayuda para ellas, son ellas una ayuda para mí. Eso lo tengo clarísimo.

¿Por qué decidió dedicarse a la oncología y en concreto al cáncer de mama?

Desde muy pequeña tenía claro que quería estudiar medicina, aunque era consciente de la dificultad de poder hacerlo porque por la situación económica de mi familia, necesitaba trabajar cuanto antes para poder ayudar en casa. Mi vocación era ‘ayudar a la gente’, mi deseo ‘estudiar medicina’ y mi primera batalla ‘convencer a mis padres’, que creían que esta carrera era para gente con recursos económicos suficientes. Mi primer reto fue romper mitos y estereotipos que propugnaban que estudiar medicina era solo para gente con recursos y no para las personas que quisieran hacerlo. Las circunstancias de la vida me llevaron a poder dedicarme a la investigación del cáncer, más concretamente del cáncer de mama y al tratamiento de las pacientes, aplicando en la medida de lo posible todos los avances que íbamos descubriendo. En toda mi labor investigadora siempre ha tenido presente la ayuda a los pacientes con cáncer, ésta ha sido mi finalidad básica y la razón de ser de mis proyectos.

Leí de una entrevista que explicabas que, a todos los médicos residentes que se formaban contigo, les pedías que, antes de entrar su paciente en consulta, ellos conocieran bien su caso. Cualquier paciente oncológico sabe la importancia que tiene esto. ¿Por qué consideras que es esencial?

Es tan importante porque lo que no puedes hacer es ver a una paciente y estar mirando su historia, sus imágenes, sus pruebas diagnosticas en la pantalla del ordenador. Porque la paciente está pendiente de todos tus gestos, de todo lo que hagas. Cualquier gesto aunque no sea significativo, para ellas lo es y mucho. Con lo cual, antes de llamarla tienes que saber todo sobre ella. Lo primero que le tienes que decir es si todas las pruebas que se ha hecho están bien o no, pero no mirando al ordenador, sino mirándola a ella directamente. Establecer una comunicación es fundamental porque para ellas es tan importante, que tú no lo puedes olvidar. Eso para mí es una parte esencial de la consulta médica. Sabes la tranquilidad cuando la saludas, le dices que todo está bien y le cuentas. Y si hay algo que no está bien del todo, se dice. Lo que no puedes es verlo en el momento que entra ella delante observando. Por lo que yo he vivido, eso para la paciente es horroroso.

Aunque con todos los médicos está genial tener una buena relación, en el caso del cáncer, parece fundamental y puede cambiar mucho la vivencia. ¿Por qué es tan importante la relación entre pacientes y oncólogos?

Creo que la comunicación es una asignatura que tenemos muy pendiente los oncólogos. Todos los médicos, pero los oncólogos más y los que nos dedicamos a cáncer de mama, más todavía. La comunicación es una parte básica de la relación que se establece entre la paciente y el médico. Hasta lo más horrible, si ha recaído o tiene un problema, que tú también lo pasas mal diciéndolo, si comunicas bien se vive mejor. El miedo de las pacientes se quita en una parte muy importante informando y formando, explicándole muy bien qué vamos a hacer, cómo, en cuánto tiempo lo vas a valorar… Todo eso es una hoja de ruta que los oncólogos debemos explicar muy bien. En el cáncer, lo peor es la incertidumbre y toda la que les podamos evitar es muy importante. Como catedrática de la Universidad de Medicina, es una asignatura pendiente que todavía me queda. Pero no he desistido. Hay que conseguir que haya una formación en comunicación. Se da en una parte muy pequeña en segundo o tercero de Medicina, pero debería hacerse en los últimos años, dándole la importancia que se merece, para que cuando los médicos salgan, lo apliquen. He visto tantas situaciones de angustia que cuando lo razonas con ellas se sienten mejor, que lo considero esencial. Sé que a veces hay poco tiempo, pero tenemos que lograr sacarlo.

Como investigadora, ¿cuáles le parecen los avances más relevantes que ha habido en cáncer de mama en los últimos años?

Hemos tenido avances maravillosos. Ahora lo subdividimos en función de la biología del tumor, en función de su genoma. Hay tres subtipos, las que dependen de las hormonas, las que tienen expresión HER2 y las triple negativas. Para las hormonodependientes hemos tenido unos avances maravillosos de fármacos inhibidores de ciclinas, que duplican el tiempo que tardan en progresar para necesitar otro tratamiento, algo que nos permite que las pacientes con enfermedad avanzada pueda pasar más tiempo con cada línea de tratamiento. Para las pacientes era un fracaso que les tuvieras que quitar el tratamiento a los pocos meses, ahora las puedes tener año y medio, dos años, tres, con un mismo tratamiento y con calidad de vida y, cuando fallan, también tenemos unos nuevos fármacos, como el Alpelisib para poder continuar tratándolas. Eso les da mucha esperanza. Para las HER2 hemos tenido tratamientos muy eficaces para bloquear ese receptor, pero como han avanzado tanto han pasado de ser todo un horror por el mal pronóstico que tenían, hoy sin embargo es muy favorable. Y en las triple negativo, no teníamos fármacos buenos pero en estos momentos ya tenemos datos de que las pacientes pueden responder a la inmunoterapia, ahí esperamos mucho y mejorarlo con la investigación. En todos los grupos es importante mejorar, pero sobre todo en el tercero, que solo teníamos la quimioterapia. ¡Menudo rollo te he soltado!

Al contrario, es muy interesante, y las pacientes y sus familiares quieren leer esto, quieren estar informadas. 

Claro, además a las pacientes hay que decirles que también son muy importantes los avances son en el diagnostico, hoy sabemos diagnosticar mejor a nuestras pacientes y esa parte es importantísima.

La palabra cáncer aún conlleva un estigma en nuestra sociedad. ¿Cómo podemos acabar con ello?

Sobre todo dándoles esperanza de vida. Hoy cáncer no es igual a muerte y hay que quitar ese estigma. El 80% de las pacientes se pueden curar y no van tener recaídas. Para eso estamos continuamente investigando y, por supuesto, seguir investigando sin descanso para ese 20% de pacientes con cáncer más avanzado.

¿Qué consejos prácticos le darías a una mujer a la que le acaban de diagnosticar cáncer de mama y que lea esto, de cara a todo lo que se le viene encima?

Sobre todo que pierda el miedo, que vaya a un buen especialista y que trabaje unida con todo su equipo médico, de forma multidisciplinar. La medicina pública en nuestro país es muy buena,que se ponga en manos de esos equipos de profesionales y que pida una buena información. Eso es importantísimo.

El 19 de octubre es el Día Mundial contra el Cáncer de Mama. ¿Por qué es importante que se recuerde este día?

Porque sensibilizamos a la población de un problema al que hay que perderle el miedo. Hay que sensibilizar a las mujeres que no deben ocultar, por miedo, cualquier alteración que tengan en la mama. Por eso es importante que haya un día en el que todos nos expresemos, hablemos y nos comuniquemos.

Eres una gran defensora de la Sanidad pública y soñabas con dedicarte a ella…

Sin lugar a dudas, yo tenía claro que quería dedicarme a la medicina pública por entender que el derecho a una salud igual para todos y de la máxima calidad era algo absolutamente incuestionable para mí. En mis objetivos nunca estuvo el  ganar más dinero, sino sentirme afortunada en mi trabajo. Hay que levantarse para vivir  con plenitud desde el principio del día, desde el momento que te despiertas, y no esperar a finalizar la jornada laboral para empezar a vivir y disfrutar de la vida. Sin ninguna duda, la española es la mejor o una de las mejores sanidades publicas del mundo, sin considerar en ningún momento que no sea mejorable en aspectos importantes como  son en ocasiones las esperas quirúrgicas. Un ambiente y un entorno agradable y sin listas de espera. Y que todos seamos conscientes de hacerla sostenible. Esta es mi gran preocupación.

España es uno de los países europeos con menor presupuesto para investigación I+D. ¿Qué le dirías a nuestros gobernantes al respecto?

Debemos de luchar todos para tener una Sanidad muy potente como la tenemos, pero para ello necesitamos invertir en investigación, aunque sea para algo a largo plazo. Muchas veces la política es la inmediatez pero la investigación es fundamental para nuestro futuro. Lo tenemos que exigir a nuestros gobiernos, pero también exigirle a nuestra sociedad que se haga solidaria también con la investigación.

Es usted conocida y reconocida en toda España. ¿Qué mensaje le gustaría transmitir a los oncólogos y oncólogas que pueden leer esta entrevista?

Muchas gracias, pero solo soy una más y me siento muy afortunada de poder ejercer esta profesión. Yo les diría que esta es una profesión que no debe ejercerse sin una verdadera vocación de servicio para con los paciente. Que tan importante es su profesionalidad, como la necesaria capacidad de comunicación y empatía con el paciente. No se puede ejercer adecuadamente la medicina sin estar dispuesto a un permanente proceso de formación, incorporando en la práctica todos los avances a su alcance, consiguiendo con ello trasladar al paciente esos últimos avances, lo mas rápidamente posible. El oncólogo es el referente para un paciente, no se nos debe olvidar nunca.

¿Cómo le gustaría que ser recordada en su profesión?

Como una entusiasta servidora de la salud pública, con empatía y proximidad con los pacientes, comprometida para hacer de la Sanidad Publica un servicio a la sociedad de la máxima calidad posible y sin ningún tipo de discriminación por razones sociales o económicas de los pacientes.

Por último, ¿piensa en algún momento en la jubilación? 

Cuando crea que no soy capaz de ayudar a la gente. Mientras vea que puedo aportar algo a la sociedad o a las pacientes con cáncer de mama, aquí seguiré.

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