‘El abrazo del acuerdo del comedor’, por Susana Fuster

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‘El abrazo del acuerdo del comedor’, por Susana Fuster

El preacuerdo de gobierno alcanzado entre PSOE y Unidas Podemos, si bien no difiere en contenido a lo negociado hace unos meses, sí lo hace en las formas, con una escenografía visual con abrazo incluido y varios apretones de manos.

 

Su lenguaje corporal mostraba alegría, especialmente Pablo Iglesias, mientras que Pedro Sánchez ha tenido que esforzarse en mostrarla e incluso, se le ha escapado una micro expresión de desprecio, entendida como superioridad moral, cuando ha apuntado “el compromiso de ambas formaciones era propiciar una propuesta para desbloquear la situación en España”.

Analizando el lenguaje no verbal, el más expresivo sin duda ha sido Pablo Iglesias, con una postura corporal expansiva y una sonrisa a la que no nos tiene acostumbrados. Sánchez por el contrario, ha estado más contenido, elevando las comisuras de los labios pero manteniéndolas muy apretadas y sin apenas contracción del músculo orbicular de los ojos. Sólo ha cambiado tras el abrazo final, cuando ambos han reducido al mínimo su distancia interpersonal.

Iglesias mostraba impaciencia por sellar el pacto, con los brazos a ambos lados del cuerpo, el tronco dirigido hacia los periodistas y las piernas ligeramente abiertas, mientras que Sánchez se colocaba ladeado muy sutilmente hacia el líder de Podemos.

En el primer apretón de manos, Iglesias no sólo ha ejercido más presión de la recibida sino que se ha visto obligado a extender el brazo hacia un Sánchez que casi no ha despegado el suyo del tronco. Lo que ha llamado la atención de este primer apretón, ha sido la ausencia de contacto visual entre los líderes, que se interpreta en comunicación no verbal como falta de complicidad real. Tampoco ha habido mirada cuando han firmado los papeles, momento en el cual cada uno dirigía la vista hacia un lado de la sala y mantenía una distancia con el otro.

El clímax ha llegado con el abrazo final, en el que Pablo Iglesias se ha adelantado y ha llegado incluso a cerrar los ojos durante unos segundos, señal inconsciente de disfrute emocional, y Pedro Sánchez, que ha tenido que mostrar más implicación que al principio del encuentro, ha agarrado a Iglesias por encima de la cintura.

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